La negociación es un elemento fundamental en los hogares, siendo así un indicador de que los padres manejan un estilo de crianza apropiado, es decir, un estilo de crianza democrático caracterizado por la buena comunicación y confianza entre todos los miembros de la familia, los hijos perciben que los padres son justos a la hora de establecer límites y toman en cuenta sus opiniones.
Es indispensable conocer que las negociaciones son los acuerdos que se establecen para las partes intervinientes, es además oportuno señalar que el mejor tipo de negociación que puede existir es en donde ambas partes ganan ciertos beneficios (ganar – ganar).
Al hablar de un hogar, es importante que tanto los hijos como los padres se sientan partícipes dentro de una negociación y obtengan éstos beneficios, pero su participación debe estar acorde al rol que desempeñan dentro de la familia; es por eso que como padres debemos ser sabios a la hora de negociar normas en casa y esto dependerá de la etapa de desarrollo en la cual se encuentren nuestros hijos.
Es así que, en etapas tempranas del desarrollo, cuando los niños están aprendiendo sobre el mundo que los rodea, las normas y límites deben ser específicos, no es recomendable ceder mucho y para ello es importante establecer en casa un reglamento con normas y sus consecuencias que combinado con el diálogo reflexivo guiará muy bien a nuestros hijos, lo que los ayudará a asimilar de mejor manera cada una de las normas que fueron establecidas entre todos los miembros de la familia, ya que ellos comprenderán que toda acción tiene una consecuencia y que deberán enfrentarla para poder salir de la misma.
En éstas etapas es apropiado que los padres ganen un poco más que los hijos pues poseen mayor conocimiento y han tenido varias experiencias a lo largo de su vida, los niños sabrán lo que está y no está permitido; sin embargo, debemos evitar ser demasiado estrictos para no generar en ellos temores innecesarios. Un ejemplo para aplicar lo sugerido es cuando los niños nos piden jugar su videojuego favorito, pero aún no han cumplido su tarea, no se lograría establecer ningún tipo de acuerdo, puesto que el objetivo es que tanto el niño como los padres cumplan sus compromisos establecidos. Teniendo en cuenta el mismo ejemplo, pero ahora hemos visto que el niño ha realizado todas sus tareas y nos está pidiendo un tiempo extra para jugar, podremos ceder, recordando siempre evitar caer en la permisividad.
En etapas posteriores tales como la pre adolescencia y adolescencia es muy importante realizar ciertas negociaciones con los jóvenes y no únicamente imponer las reglas, pues recordemos que en la medida en que los hijos crecen van formando su propia identidad y por lo tanto deben ganar un poco más de independencia, es recomendable negociar ciertos beneficios para ellos siempre y cuando demuestren que van adquiriendo un mayor nivel de madurez y responsabilidad, esto les facilitará tomar decisiones acertadas que favorecerán en su transición hacia la etapa adulta. Un ejemplo de negociación a estas edades es cuando un joven desea salir a una reunión con sus amigos, los padres deben establecer una negociación en la cual si ha cumplido con sus responsabilidades escolares así como en casa podrá asistir a la reunión, pero si no lo hace no estaría bien si se lo permitimos. Al hablar de que debemos permitirles que vayan tomando sus propias decisiones es importante guiarlos y no soltarlos por completo, es decir, dentro del mismo ejemplo, si el adolescente asiste a la reunión podría negociar una hora en la cual sus padres puedan irlo a retirar, esto permitirá que siempre se cree un diálogo abierto con nuestros hijos y de esta manera nos pedirán nuestra opinión ante determinadas situaciones que causen en ellos algún tipo de incertidumbre.
¡El secreto nuestros queridos lectores está en guardar una línea de equilibrio en cada negociación y de seguro les irá muy bien!
ELABORADO POR:
Psi. Michelle Armas
Apoyo Emocional
Lic. Evelyn Cadena
Directora Académica ILVEM Colón